ANTES

Cuando piensas en cómo se procesaban antiguamente las tripas, el calzado no es lo primero que te viene a la mente. Sin embargo, las diferencias con el calzado de ahora son grandes. Hace unas décadas, los empleados de la fábrica de Sommelsdijk (Países Bajos) llevaban zuecos. Los proporcionaba el empleador. Los zuecos eran seguros y los pies permanecían secos porque los largos delantales cubrían los zuecos. Cuando Van Hessen empezó a trabajar en China, solo había botas flexibles que no ofrecían ningún apoyo al pie. Esto suponía una mejora con respecto a los zapatos de algodón que llevaban los trabajadores chinos en las triperías en los años cincuenta y sesenta. Lamentablemente, esas botas flexibles eran demasiado pequeñas para los holandeses, con su estatura. Johan Domela, que empezó como aprendiz en China hace 25 años, recuerda cómo tenía que cortar la punta de las botas para poder andar con normalidad.

AHORA

Por supuesto, las botas con la punta cortada distaban mucho de ser ideales. Fue entonces cuando Van Hessen empezó a importar botas desde los Países Bajos. Estas sí eran lo suficientemente grandes para los holandeses. Sin embargo, el agua seguía entrando en las botas, porque los delantales eran demasiado cortos. Para solucionarlo, los empleados se anudaban otro delantal a la cintura. Ahora importamos delantales más largos. En la actualidad, las plantas de Van Hessen están sujetas a las normas más estrictas para garantizar que los empleados puedan trabajar de forma segura y cómoda. Las botas actuales son ergonómicas y tienen buenas suelas. Permiten trabajar cómodamente de pie durante 8 horas. Las botas llegan hasta la rodilla y los delantales cuelgan por encima de ellas. Según las normas, el calzado en la tripería y la planta de calibración debe ser antideslizante. Tiene que ser impermeable, pero al mismo tiempo transpirable. También debe tener una puntera de acero. Los pies mojados y las puntas cortadas son cosa del pasado.